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Esta es, sin duda, la ruta más llana de las cuatro existentes.
Desde su inicio llevaremos a un entrañable compañero: el río Cuerpo de Hombre, con sus rumores y murmullos como dulce melodía conduciendo nuestra travesía.
Según nos vayamos acercando al puente de la Magdalena, más conocido como puente de "la Malena" encontraremos algún miliario que permanece como mudo testigo del inevitable paso del tiempo.
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